La
Sociedad Española de Reumatología (SER) advierte de que el frío, la
lluvia y el cambio de la presión atmosférica no producen enfermedades
reumáticas, pero sí que son factores que influyen en el agravamiento de
los síntomas de muchas de ellas, ya que algunos pacientes tienen una
mayor sensación de dolor. En concreto, son dos procesos reumáticos los
principales afectados: el fenómeno de ‘Raynaud’ y los cuadros de dolor
miosfacial.
El Dr. Jesús Tornero,
portavoz de la Sociedad Española de Reumatología (SER) y jefe de
Sección de Reumatología del Hospital Universitario de Guadalajara,
asegura que “las épocas de frío suelen caracterizarse por un tiempo
inestable y cambiante, como el de este invierno. De este modo, cambia
muy bruscamente la presión atmosférica y las articulaciones y ligamentos
enfermos por reumatismo duelen más y se notan más rígidos y menos
activos”. No obstante, este empeoramiento es transitorio.
Según
este experto, “el proceso reumático que se ve en mayor medida afectado
por este tipo de circunstancias meteorológicas es el fenómeno de
‘Raynaud’, que se caracteriza por una disminución de la circulación
sanguínea en los dedos de las manos y/o pies, porque los vasos
sanguíneos se cierran y no llevan la sangre a la mano. Este fenómeno se
suele desencadenar por bajas temperaturas. Además de provocar dolor,
la piel de los dedos se vuelve blanquecina (muy pálida) y, si progresa
mucho el periodo sin riego, se puede llegar a producir úlceras
digitales”. Más del 50% de este tipo de fenómeno son primarios, es
decir, que no tienen detrás ninguna enfermedad reumática. Mientras que
en el caso de ser un fenómeno secundario se puede asociar a algunas
enfermedades autoinmunes como la esclerodermia y el síndrome de
Sjögren, aunque también puede hacerlo en otras patologías (artritis
reumatoide o lupus).
“En segundo lugar el
frío, al estimular como mecanismo de defensa la contracción muscular,
puede agravar procesos reumáticos que tienen su origen en los músculos y
especialmente, los cuadros de dolor miofascial”, detalla el Dr.
Tornero.
Por otra parte, -añade- la
humedad y los cambios barométricos de la presión atmosférica (cuando va a
cambiar el tiempo) también pueden influir en los pacientes con daño en
las articulaciones ya que tienen receptores de presión alterados en
las mismas, capaces de detectar los cambios súbitos de presión
atmosférica. Además, también pueden sentir más dolor cuando cambia
bruscamente el tiempo. En las zonas geográficas en las que llueve más y
el tiempo suele ser más cambiante, los afectados reumáticos están más
sintomáticos, pero no se ha demostrado que haya grandes diferencias de
incidencia de este tipo de enfermedades por este motivo.
“Cada
vez se concede más importancia a la influencia de la meteorología
sobre las enfermedades en general y las reumáticas en particular, hasta
el punto de que se podría llegar a pensar que estamos asistiendo al
nacimiento de una posible y nueva área del conocimiento en Medicina:
la meteoropatología o la meteororeumatología”, según el Dr. Tornero.
Algunas recomendaciones para estos afectados
Además de protegerse del frío, los expertos recomiendan en casos más intensos o persistentes como pueden ser los pacientes con fenómeno de ‘Raynaud’, aplicarse en la mano tópicamente sustancias vasodilatadoras, tales como la nitroglicerina (en spray o crema). En casos severos puede ser necesario tomar medicación que produzca dilatación de los vasos sanguíneos y ayude a recuperar el riego sanguíneo.
“En el caso de que el frío
agrave o desencadene una contractura muscular dolorosa, por ejemplo, en
la región del cuello o en la espalda, es interesante realizar
aplicación local de calor con una almohadilla o manta eléctrica, así
como un masaje descontracturante, y ejercicios de relajación y
estiramiento muscular”, concluye el portavoz de la SER.
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